A banzos bajo el Arco del Socorro (Norte de Castilla 30-III-2018)
Quienes han pasado buena parte de su infancia en los Maristas conocen perfectamente la imagen de este hermoso Cristo con la Cruz a cuestas que el colegio conserva en su capilla. El cariño que los alumnos sienten por su Jesús queda patente durante el vía crucis que la Cofradía de Exalumnos Maristas (Ademar) celebra cada Jueves Santo, a la caída de la tarde, entre los altos del Pinarillo y los de la Piedad. Allí, delante de una impresionante panorámica de Segovia, cientos de fieles rezaron ayer antes del comienzo de la procesión que traslada los dos pasos de la cofradía –el Cristo con la Cruz a cuestas y la Virgen de las Angustias– a la Plaza Mayor, donde han permanecido toda la noche, el Cristo en la capilla de San Miguel y la Virgen en las Catedral.
Había verdadera expectación por contemplar anoche esta hermosa procesión que se abre paso por el barrio de la Judería segoviana porque, por primera vez, ambas imágenes fueron trasladadas a banzos, sobre los hombros de fornidos cargadores. Y en absoluto decepcionó. En la Piedad, a la luz de las antorchas, los miembros de la cofradía realizaron el llamado Juramento del Silencio. Después, durante el traslado, el paso de ambas tallas se abría paso entre el silencio y el respeto más absolutos. El cortejo volvió a deparar momentos de contenida emoción cuando el Cristo y la Virgen cruzaron el Arco del Socorro. Desde el balcón de la casa adyacente, miembros de la compañía de teatro clásico Nao d’amores volvieron a lanzar hermosas palabras que rasgaron el profundo silencio de la noche segoviana.
El desfile, integrado por cientos de cofrades encapuchados y con farolillos en las manos, siguió por la Ronda de Juan II, hasta el Alcázar, y dobló por la calle de Daoíz en dirección a la Plaza Mayor. En esta legendaria calle hicieron ofrenda penitencial ante el convento de las Siervas de María.
La imagen titular de la cofradía de exalumnos maristas es el Santo Cristo con la Cruz a cuestas. Obra del escultor catalán José Quixal, llegó a Segovia en 1907 gracias al obispo Julián Miranda i Bistuer. Es una de las imágenes que tomó parte en la Procesión de los Pasos de aquel año, la primera que se celebró. Ademar se fundó en 1959 y desde hace algunos años cuenta con un segundo paso, la Virgen de las Angustias, perteneciente a la escuela de Juan de Juni. Esta imagen ya fue acompañada por las congregaciones marianas en los años setenta. La talla recibe culto en el interior del convento del Corpus Christi.