Juan-Cruz Arnanz, un pregón para reavivar la esperanza
El sacerdote segoviano Juan Cruz Arnanz Cuesta será el responsable de pronunciar el pregón inaugural de la Semana Santa de Segovia en la capilla del Santísimo de la Catedral, el próximo 16 de marzo, dando inicio a la semana más importante del año para los más de 3.000 cofrades que integran las diez cofradías integradas en la Junta.
Juan Cruz Arnanz Cuesta (Segovia, 1973) es actualmente rector del Seminario de Segovia, y vicario episcopal de Evangelización, Educación en la Fe y Medios de Comunicación Social, además de párroco de San José Obrero en Segovia capital desde enero de 2013, labor que ha desarrollado en diferentes destinos anteriormente, desde su ordenación en 1999, en municipios como Pedraza, Fuentepelayo, Zarzuela del Pinar y Pinarnegrillo
¿Cómo recibió el nombramiento como Pregonero?
Con sorpresa y agradecimiento. En primer lugar, sorpresa, porque, aunque acompaño con dedicación y cariño a los cofrades de Nuestra Señora de la Piedad del barrio de San José, no soy una persona que haya tenido una vinculación fuerte con el mundo de las cofradías anteriormente. Con agradecimiento porque es una muestra de confianza en mi persona por parte de la Junta de Cofradías.
¿Cuáles serán las líneas generales del mismo?
No soy ni historiador, ni experto en arte, ni periodista. Soy sacerdote. Así que el pregón estará centrado en lo fundamental de nuestra fe, el Misterio Pascual, la muerte y resurrección de Jesucristo, el Hijo de Dios que tanto amó al mundo —es decir, a cada uno de nosotros— que entregó su vida para que podamos tener vida plena y eterna. El Papa ha dicho en su mensaje de Cuaresma de este año que hay un déficit de esperanza. Así pues, intentaré animar a vivir estos días desde esta perspectiva espiritual que es la única que verdaderamente puede reavivar la esperanza en este tiempo convulso.
Usted es investigador, divulgador, y ha publicado artículos sobre esos espacios físicos que se convierten en un lugar de encuentro espiritual. Hablando de Semana Santa ¿se consigue hacer coincidir la parte espiritual y la ‘de calle’?
Aunque no todo el mundo estará de acuerdo conmigo, creo que la Semana Santa, también la de la calle debe ser espiritual, si no será otra cosa, folclore, cultura, música… Las procesiones y otros actos de piedad son expresión de una espiritualidad y una religiosidad que nos pone en comunión con Dios y nos ayudan, con toda la belleza y dramatismo de los pasos y las marchas, a contemplar el misterio de un Dios que ha asumido nuestra condición humana. Que ha hecho de nuestra historia —de mi historia y de tú historia, con sus luces y sombras, gozos y fatigas— una historia de salvación. Estos actos de piedad popular deberían despertar en quienes los celebran el deseo de participar en la liturgia donde se actualiza, aquí y ahora, la acción salvadora de Jesucristo.
¿Cómo percibe la Semana Santa de Segovia, desde su declaración de Interés Turístico Nacional en 2017?
Se está haciendo un gran esfuerzo por parte de las cofradías por conservar y embellecer los pasos. Dotarlos de la solemnidad y de la unción, de manera que contribuyan a elevar el espíritu y sean, a su manera, un anuncio y proclamación del Evangelio de Jesucristo.
¿Cuáles son los principales retos, cree que el trabajo de la Junta de Cofradías en materia de difusión debe seguir en esa línea?
Entiendo que una de las preocupaciones de la Junta de Cofradías sea dar popularidad a la Semana Santa de Segovia, aunque personalmente no creo que sea lo más importante. Creo que el esfuerzo ahora debe ser mantener la identidad castellana y eclesial de nuestra Semana Santa. Así mismo, se corre el peligro de querer hacer más actos en detrimento de la calidad. Además, aunque cada cofradía tiene su ritmo, creo que desde la Junta se podrían buscar cauces para que la implicación de los cofrades en el día a día de las cofradías fuera mayor.
Como párroco ¿cómo se vive la Semana Santa a nivel parroquial?
Intentamos que sea una Semana Santa de calidad y calidez. Por eso, la preparación comienza mucho antes, durante toda la Cuaresma. Esa es la preparación espiritual, invitando a la conversión, a la celebración del sacramento de la confesión, cuidando las homilías y predicaciones y con algunos actos propiamente cofrades (“besapies”, jornada del cofrade y ensayos) y otros ejercicios de piedad como el “via crucis” los viernes de Cuaresma. Para el triduo pascual, el espacio del templo es reorientado para dar más solemnidad a esta Semana Grande de la vida cristiana. Todo se engalana y se embellece, y cuidamos mucho las celebraciones, para que todo ayude a introducirnos en los misterios de la vida de Cristo que celebramos y actualizamos.